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Hecho por Alejandro Caruso

lunes, 22 de marzo de 2010

Pagable para ver

P.O.D. pisó por primera vez suelo argentino en sus 19 años de historia y de esta forma inició su gira sudamericana 2010, en la que presenta su último disco When Angels and Serpents Dance, editado en 2008.



La banda liderada por Sonny Sandoval, ya alejado de las rastas, dio un impactante espectáculo en el microestadio Malvinas Argentinas, de Argentinos Jrs, en el barrio porteño de La Paternal, ante un público que colmó el 80 por ciento del recinto, una multitud mucho mayor a la esperada en las horas previas al concierto.
Los norteamericanos le brindaron al público todo su sonido contundente y sólido, altamente distorsionado, característica fiel de las agrupaciones de un metal. La energía de P.O.D. producía ansiedad por llegar al estribillo de cada canción para explotar en la misma, tras rapear en los distintos versos. Por momentos se sentía como si se estuviese oyendo a Korn (la prensa de su país alguna vez los denominó como los Mini-Korn) o Rage Against The Machine (versionaron el tema de cierre). Trajeron toda su fresca mezcla de rock duro, rap, reggae y punk, acompañadas en su mayoría por letras de sus creencias cristianas evangélicas, por ello son conocidos como uno de los grupos más involucrados en la religión y la fe, una fina línea que delimita su género hardcore con un rock cristiano. De allí su nombre, Payable On Death (Pagable al morir).
Pasadas las 22 30, comenzó la intro del espectáculo, Con Sandoval completamente encapuchado y los P.O.D. con un sonido oscuro, sobre un escenario que para ese momento ya había dejado caer el telón de fondo, donde se ubicaba una pantalla que variaba sus animaciones según cambiaban las canciones. Además se colocaron dos plasmas pequeños a cada lado de las baterías, por los cuales se podía ver el show, como así también sucedía en las pantallas grandes, situadas a cada costado del microestadio, en el que se podía apreciar el show desde cualquier punto del mismo, sin dificultad visual alguna.
El recital duró alrededor de noventa minutos, en los cuales interpretaron trece temas, más dos después de los bises. Entre las canciones más celebradas por el público se encontraron Boom (tercer tema de la lista), Youth Of The Nation, Addicted (último corte de difusión), Shine With Me, Lights Out, Bullet The Blue Sky y Alive. Para el encore, al cual Sandoval se mostró con la camiseta del seleccionado argentino, dejaron Satellite y cerraron con Freedom, cover de Rage Against The Machine, que no tiene nada que envidiarle a su versión original. Las interpretaciones ausentes mas resonantes que no se escucharon en el Malvinas Argentinas fueron Sleeping Awake (cortina de Matrix), When Angels and Serpents Dance (tema del título de su disco presentación) y el clásico Rock The Party.
Sandoval se mostró muy cálido con los argentinos desde los comienzos del recital en el que dijo sus únicas palabras en español: “¿Cómo están, familia?”. En incontables oportunidades se acercó a los espectadores para saludarlos, mientras era sostenido por toda la gente de seguridad. En ningún momento dejó ver su nuevo look sin rastas, se mostró siempre con una gorra que regaló al público una vez finalizadas las quince canciones.
Lo única crítica negativa que se podría hacer es que por momentos el baterista Wuv Bernardo se aceleraba en los tiempos y eso hizo perder, algunas veces, al bajista Traa Daniels. En tanto que al guitarrista Marcos Curiel, único integrante que sabía hablar español, se lo vio con un peso muy superior con el que se lo conocía por los videos oficiales.
La banda de San Diego, que cuenta con la particularidad que es una de las pocas de su género que a lo largo de sus 19 años siempre se mantuvo con la misma formación, seguirá su gira sudamericana por Brasil, donde harán siete conciertos en nueve días, hasta los finales de marzo donde partirán a Guatemala.

Pogódromo: 8. La gente se copó con la banda, llegaron a hacer rondas gigantes en la mitad de la cancha, en varias ocasiones. Cuando Sandoval se acercaba a las vallas y era sostenido por los patovicas, el público se acercaba mosheando hacia el cantante.

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