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Hecho por Alejandro Caruso

jueves, 7 de abril de 2011

Futuro a la vista

El seleccionado nacional sub17 que dirige Oscar Garré se clasificó al Mundial de su categoría y a los Juegos Panamericanos, ambos en este año a realizarse en México. Pese a la derrota con Ecuador por 2 a 1, se vio beneficiado por otros resultados.



En un país donde el exitismo es usado como una religión, en el que la menor falla sea el peor de los crímenes, la Selección Argentina sub17 cumplió el objetivo que fue a buscar al Sudamericano de Ecuador: clasificarse para el Mundial (del 18 al 10 de julio en México) y a los Juegos Panamericanos (del 4 al 30 de octubre en Guadalajara, también México). Para colmo su cometido lo logró a falta de una fecha para la finalización del hexagonal final. Pero a algunos colegas pareció la derrota por 2 a 1 ante el local (con goles de Cevallos y Batioja para el ganador y Pugh para la visita) empañó lo que el cuerpo técnico fue a buscar.
Aunque no fue solamente el pasaje a la Copa del Mundo lo que Garré y sus colaboradores fueron a conseguir. Y ahí es donde el ojo crítico ensañado en ver un mal planteo o un mal partido no puede comprender. Intentaron consolidar una base amplia de jugadores que nutran a la categoría superior y luego a la Mayor. Entonces ahora sí, objetivo cumplido.
Hay un gran caudal de chicos con enorme futuro y tremendas condiciones. Entre los que se destacaron a lo largo del campeonato se debe citar al dúo de jugadores de River que fueron parte de la columna vertebral del equipo titular: Lucas Ocampos, autor de 3 goles, clave para darlo vuelta 4 a 2 a Perú, determinante en el 3 a 0 contra Bolivia y fructífero ya en segunda ronda en el triunfo por 2 a 1 frente Colombia, y Federico Andrada, autor de los mismos tantos que su compañero con la particularidad que dos fueron de penal con un 100% de efectividad. En tanto que Brian Ferreira de Vélez, también es un jugador a tener en cuenta, que mayoritariamente se encargó de las asistencias y trabajo menos lujoso, pero no por eso dejó de brillar.
El único que ya había debutado en Primera, con su corta edad, era Leandro Paredes de Boca, que pese a no tener el campeonato de sus sueños, no le impidió anotarse en el marcador. Y el jugador número 12 más allá de las ironías fue Lucas Pugh, el delantero de River cada vez que le tocó ingresar cumplió, así llegó a los tres gritos. Otro que no fue habitual titular pero mojó en sus ingresos fue Martín Benítez (de esta manera hizo el gol en el triunfo por 1 a 0, en el debut del hexagonal ante Paraguay).
De esta forma se inicia un proyecto que el objetivo está más allá de ganarle a Brasil y volver con el título, sino de que estos jóvenes sigan progresando porque poseen un tremendo potencial. Lo revela que en todos sus partidos disputados al menos marcaron un gol.

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