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Hecho por Alejandro Caruso

viernes, 11 de junio de 2010

Tshabalala, Márquez y el viento

Sudáfrica y México igualaron 1 a 1 en el partido inaugural de la Copa del Mundo. Un partido que en la previa no era atractivo de no ser porque era el primero en disputarse, terminó siendo entretenido con un resultado justo que no le sobró nada.



Luego de la algarabía en las calles y la celebración de distintos espectáculos, finalmente África disfruta de su momento de atención porque el árbitro uzbeco Ravshan Irmatov dio el pitazo inicial y la pelota se puso en ruedo. Sudáfrica y México comenzaron su participación en la etapa final del Mundial, con un 1 a 1 que si bien no deja contento a todos, tampoco les queda un sabor amargo, ya que con este resultado y pese a que les queden los pesos más pesados del grupo (según indica la historia), se aseguraron mantener vida mínimamente hasta la tercera fecha.
En los primeros minutos de juego los visitantes parecían los locales por la forma que se volcaban en el terreno adversario y no precisamente por su público, que igualmente se hizo sentir durante la entonación del himno y cada vez que el arquero rival sacaba, sin nada que envidiarles a las estruendorosas vuvuzelas, que en la transmisión de la televisión sufrieron la disminución del audio ambiente para, lamentablemente, oir mas a los relatores y comentaristas de turno.
Durante esos veinte minutos iniciales se vio lo mejor del equipo azteca, que llevaba peligro a la valla de Itumeleng Khune cada vez que abrían por la derecha, turnándose Aguilar y Vera para llenar de centros la cabeza del argentino naturalizado Guillermo Franco, muy desacertado con la puntería, tanto con la cabeza como con sus pies. Precisamente por esa última vía tuvo la más clara de la primera mitad pero su remate fue tapado por el arquero sudafricano, después de un genial pase de Giovanni Dos Santos, quien con su movilidad y disparos de larga distancia se pudo apreciar al mejor jugador del partido.
El anfitrión de a poco llegaba cada vez más al área que cuidaba Oscar Pérez. Se repuso a los sofocones y asimiló la presión, pudo darse cuenta que no es menos que su rival y que en la zona los cuatro equipos están más que parejos en el nivel. Así fue a los 10 minutos del segundo tiempo Tshabalala con un zurdazo cruzado al ángulo marcó el primer gol de la Copa.
Moría el partido y el futuro de México en el Mundial era tan oscuro como el color de su camiseta alternativa, pero por distracción defensiva con un jugador que quedó enganchado en la última línea, le permitió a Rafa Márquez igualar a los 33 minutos del complemento. Jamás se notó la inactividad del defensor central por ser suplente en Barcelona, ni le pesaron sus 31 años, Rafa se notó intacto y corrió tan rápido como el viento.
Solo quedó tiempo para Mphela estrellara un remate contra el poste, en la agonía del partido, pero que pese a ello el resultado fue justo con un arbitraje correcto (la primera vez que dirige un referí de Uzbekistán en un Mundial), que no incidió en el marcador, no inclinó la cancha y anuló correctamente un gol a Vela por posición adelantada.

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