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Hecho por Alejandro Caruso

miércoles, 17 de noviembre de 2010

En Doha, imbatibles

Argentina derrotó a Brasil, después de cinco años, en un amistoso disputado en Doha, Qatar. Fue 1 a 0, con un golazo de Lionel Messi en el primer minuto de descuento.



Hace quince años, Qatar vivía su fiesta futbolística porque allí se llevaba a cabo la Copa del Mundo Juvenil Sub 20. A la final en Doha llegaron Argentina y Brasil, con triunfo para los primeros por 2 a 0 con goles de Leonardo Biagini y Panchito Guerrero. Ya en 2010, la historia volvió a repetirse, pero en un duelo de seleccionados mayores, que nada tiene de amistoso cuando una camiseta está frente a la otra.
Cuando el cronómetro se acercaba a los 90, parecía que el cero estaba estancado, sobretodo porque ambos equipos habían realizado la mayor parte del desgaste. Solamente un diferente era capaz de quebrar el pronóstico. Solamente Messi o Ronaldinho eran capaces de armar una jugada individual para desequilibrar el resultado y el brasileño ya había sido reemplazado por su entrenador Mano Menezes.
Así fue como el delantero del Barcelona, que en el primer tiempo estuvo tirado a la derecha pero en el complemento se movió por el centro ante la salida de Gonzalo Higuaín, se juntó con Ezequiel Lavezzi, quien se la devolvió de taco y no la volvió a soltar. Esquivó tres rivales que hicieron todo lo posible para tumbarlo y apenas pisó el área sacó un zurdazo bajo cruzado que se metió al palo derecho del arquero. A su estilo en el Barsa, como en su último partido contra el Villarreal, que no gravitaba, hasta que apareció y por duplicado.
Durante el cotejo, Brasil presionaba y ahogaba en la salida del equipo al Checho Batista, quien realizó su primer partido confirmado como director técnico del seleccionado. Igualmente con poco, el partido era más entretenido que el Superclásico del día anterior. Las más claras habían sido del Verdeamarelho con un remate de Daniel Alves que reventó el travesaño y un taco de Ronaldinho, que de a poco recupera su forma y su nivel) bien contenido por Romero.
Lo mejor del conjunto Albiceleste se vio en las asociaciones de Pastore con Di María y Messi. De a poco el equipo toma forma, para de esta manera consolidar una idea de juego en base a las triangulaciones, con posteriores diagonales explotadas por la velocidad de sus extremos, en la aceleración.
No fue casualidad que Argentina busca consolidar un plantel para ganar la Copa América del año próximo, en la cual será local. Mientras que Brasil, por la cantidad de nombres que entraron en la cancha, con escasa cantidad de partidos internacionales sobre sus hombros (Víctor, André Santos, Lucas, Elías y Neymar) le apunta al Mundial 2014, que organizarán en los que serán anfitriones.
Esta vez Joaquín Irigoytía no protegía el arco, no estaba el ida y vuelta de Juampi Sorín, tampoco la fluidez del Caño Ibagaza, ni la solvencia de Christian Chaparro; aunque si se encontraban la seguridad de Sergio Romero bajo los tres palos (en ningún mostró flaquezas y siempre respondió bien), la solidez defensiva de Nicolás Burdisso (marcó hasta a sus propios compañeros), el desgaste de Ángel Di María (procuró seguir de extremo a extremo al incansable Daniel Alves) y la magia de Leo Messi, que fue desequilibrante en el momento menos esperado del partido. Y así Argentina, derrotó a Brasil después de cinco enfrentamientos. En Doha, imbatibles.

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