La carrera del periodista es un camino largo y sinuoso, en la cual se puede hallar personas hipócritas, mañosas y descalificadoras, capaces de derrumbar los sueños con una mueca o una frase lapidaria.
El periodista Andrés Bufali, relató una anécdota en su libro “Con Soriano por la ruta de Chandler”, en la que expone los distintos obstáculos que tuvo en el inicio de su carrera, justamente donde a todos les cuesta más.
Bufali redactó como fue rechazado sutilmente por Hugo Gambini, en el periódico Primera Plana, que aceptó una de sus propuestas de su sumario, pero lo criticó por errores básicos de redacción. Finalmente, Osvaldo Soriano lo encontró deprimido y le revelaría los secretos de la crónica: el encabezamiento y el remate.
En la actualidad, se allanan estos obstáculos gracias a una cantidad importante de escuelas de periodismo esparcidas por todo el país, quienes se encargan de enseñar las claves para que los futuros reporteros tengan una base sólida y se encuentren completamente preparados para trabajar en los diferentes medios.
El periodista en general debe cumplir un deber y una responsabilidad, que son infirmar con la verdad siempre por sobre todas las cosas. Aunque en algunas ocasiones, se complique demás, debido a jefes o superiores que impiden transmitir una ideología o una nota transparente tal como se tipea y es allí cuando aparecen los miserables, pero siempre aparecerá un Soriano, honesto y solidario que ayude a uno a seguir en esta profesión.
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