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Hecho por Alejandro Caruso

domingo, 17 de julio de 2011

La unión hace la fuerza

Argentina igualó 1 a 1 con Uruguay en los 120 minutos, pero cayó en la tanda de penales por 5 a4 y nuevamente se despidío anticipadamente de una competencia. Diego Pérez había abierto la cuenta para la visita, mientras que Gonzalo Higuaín selló el empate. Muslera, la figura, le contuvo el remate a Tevez desde los once metros.


Estados Unidos 94, Uruguay 95, Bolivia 97, Francia 98, Paraguay 99, Corea Japón 2002… Por penales, sobre la hora, por goleada… Hace 18 años, desde la Copa América de Ecuador 93, que Argentina no logra un título en mayores. Las frustraciones no paran de reiterarse. Se podría repetir un mismo nombre en común, pero también vale aclarar que no todos tiran para el mismo lado y es ahí cuando la unión hace la fuerza. Más allá de que el partido de anoche se haya jugado en Colón (un poco de humor barato a líneas tan duras).

El equipo del Checho Batista tuvo momentos de buen fútbol, pero el trámite del partido con Uruguay fue parejo. Lo mejor que le cayó al partido fue esa paridad que esa historia única del Clásico del Río de la Plata solo puede emparejar. Así se jugó, como las otras más de 150 veces que se vieron la cara: áspero, con pierna fuerte, con graves errores ajenos que virtudes propias.

Allí es cuando quedaron en evidencia las flaquezas defensivas del conjunto local, torpe a la hora de llenarse de faltas cerca del área que Forlán transformaba en puñales al hígado, ya que además jamás resolvieron con solvencia cada bola que provenía del cielo. Tanto Milito como Burdisso demostraron inseguros, en las pelotas aéreas, sin contar las veces que fueron desbordados por un picantísimo Luis Suárez.

En la parte ofensiva Messi, decididamente volcado en el sector derecho, en el cual lastimó y lleno de amarillas a los marcadores, gambeteó, asistió y definió, pero la desgracia se posa sobre él cada vez que se pone la celeste y blanca, o la azul, en el caso de anoche. En Higuaín tuvo su pico más alto, goleador formidable, difícil de marcar y rápido resolvedor. Es el 9 de área, no prueben más. Y si no pudo aumentar su cuenta personal fue porque enfrente tuvo a Muslera, la figura de la noche.

Otra carencia del equipo del Checho fue no hacer sentir el hombre demás que tuvo durante 41 minutos. Que el entrenador pudo haber leído mal el partido es cierto, se necesitaba de Di María para ensanchar el campo. Pastore es de otro planeta, pero entró liviano. Todo análisis con el resultado puesto es fácil, potenciándolo por su falla de conceptos y dejarse llevar por los pedidos del público, el famoso qué dirán. Quedar bien con dirigentes e hinchas.

Aunque es imposible quedar bien con todos. Incluso “el del pueblo”, que se quedaba sin Copa y buscó los micrófonos para tener una charla con el seleccionador para que le de una oportunidad, y fue el que falló el penal. Esta vez, tal vez se excuse por no marcar debido a que jugó de 11, como confesó cuando no se bancó ser suplente ante Costa Rica, en una clara muestra de que juega para él. Igualmente es un intocable se sabe la letra del himno.

En tanto otros entrenadores argentinos, como Martino y Borghi, con supuestos combinados inferiores hacen campañas iguales o mejores que los nuestros, el triunfo por más efímero que sea llegará cuando cometan el sacrificio de unificar la búsqueda. Admitir que el torneo fue pésimo es el primer paso (solamente se ganó un partido a una selección sub23). Mientras cada uno siga salvándose para sí mismo, los fracasos en el seleccionado seguirán. Mientras no se asuman culpas, peores y más frustrantes serán las caídas.

Tanda de penales

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