Carajo lanzó su cuarto disco de estudio, El Mar de las Almas, en el que marca una notoria evolución con su antecesor Inmundo. La placa contiene 12 pistas, con un total de once canciones, de las cuales una es instrumental. Ácido, el primer corte.
Carajo volvió a ser Salvaje y en poco más de siete temas demostraron que todavía son una de las bandas más agresivas de Latinoamérica, musicalmente hablando. Después de escuchar el cd, dan ganas de agarrar un palo de hockey sobre hielo y pegarle al primero que pase, eso es el nu metal y el grupo de Marcelo Corvata Corvalán, Hernán Tery Langer y Andrés Vilanova rubricó el mayor crecimiento en sus diez años de trayectoria.
A su potencial, por momentos descomunal y demencial, lo equilibraron con una gran producción que tienen detrás, gracias al obsesivo Alejandro Vázquez, el productor que se encargó de exprimir esa capacidad para asemejarla lo más cercano posible con la perfección, ya que se aprecia en gran calidad lo arreglado y prolijo que suena, pero a su vez, sin perder ese ruido hermosamente distorsionado.
A medida que los tracks van pasando, dan más ganas de subir el volumen, pero lamentablemente llega un momento que el indicador señala 100, aunque el ansioso oído implora un aumento de decibeles para saciar su placer. La intensidad del nuevo trabajo sigue sin bajar, así de vigorosos son los primeros siete temas. De esta forma, el grupo que estrenó su estudio Joder, retomó la energía mezclándola con una velocidad asombrosa. La crítica que podría hacerse en contra es que sólo contiene once canciones, de las cuales una es instrumental, y obviamente te dejan con ganas de más.
El cuarto álbum empieza con una intro frenética, ya el llanto de un bebé pone nervioso a cualquiera, pero a esa histeria hay que agregarle sonidos perfecta y colectivamente remasterizados de contrabajos y violines, que apenas suben para apagarse, junto al niño. Y de repente las primeras notas de la viola de Tery, acompañada por la bata de Andy, para dar comienzo a Ácido. Ahora si, el primer corte de difusión. Violencia en 3 minutos 43 segundos.
Le siguen Luna Herida, (¿el segundo corte?) una de las mejores creaciones por lo que significó su gestación con un mensaje fuerte sumado a la provocación de los acordes, Una nueva batalla, Fantasmas y, cuando todo hacía pensar que lo más elevado había pasado, llega el combo coaccionado de Libres y Pruebas. Explosión.
Luego de tanto cabeceo automático aparece Limbo, el tema instrumental para relajarse y bajar un poco. Pegados a él están Frágil, Virus Anti-amor, el rap del cd, y Humildad, un punk infaltable característico (como así lo fueron El Vago en Carajo, De hoy no pasa en Atrapasueños e Inocencia Perdida en Inmundo). Para el final dejaron El Mar de las Almas, el que bautizó a la placa, un tema con gran elaboración y emotividad.
Mientras en este Mar barrenan géneros como el trash (con importante influencia de Iron Maiden), hardcore (con pincelazos de Pantera), rap y punk, Carajo surfea tranquilo con su disco en la ola más alta que lo puede llevar más alto aún.
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