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Hecho por Alejandro Caruso

lunes, 23 de agosto de 2010

Primer lugar para el exitismo

Braian Toledo obtuvo la medalla dorada en lanzamiento de jabalina en los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se disputan en Singapur. Los medios exageraron el hecho hasta llevarlo al punto máximo del exitismo.



El 5 de julio de 2007 fue aprobada por Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el proyecto Juegos Olímpicos de la Juventud (JOJ), que consistían en su similitud con los JJ.OO. modernos, con la particularidad que todos los deportistas participantes tienen un mínimo de 14 años de edad y un máximo de 18.
Esta idea es foguear a los competidores más chicos con gran futuro, para quitarles presión en los compromisos más fuertes, prepararlos para la competencia de primer nivel. Y por más que se otorguen medallas a los mejores (esencia básica de los Juegos Olímpicos), el plan es apoyar el desarrollo por encima del resultado final.
Estos primeros Juegos se están llevando a cabo en Singapur desde el 14 de agosto y se extenderán hasta el 26 del mismo mes, con la representación de 59 atletas argentinos, entre ellos Braian Toledo, un muchachito de 18 años especializado en lanzamiento de jabalina, que consiguió un logro histórico para justificar por completo por qué había sido escogido como abanderado de la delegación.
Toledo ganó la medalla de oro en su especialidad tras alcanzar una marca de 81.78m, seguido por el estadounidense Devin Bogart, quien registró una marca de 74.23m. Aunque hay que destacar que el nacido en Marcos Paz no solo entró a la historia por ser el primer argentino en subirse a lo más alto del podio en esta nueva modalidad de Juegos, sino que es el dueño del récord mundial sub18 al lanzar el elemento a 84.85m, que obtuvo en febrero de este año en el CeNARD.
Sin embargo, varios medios de comunicación, tanto televisivos como gráficos (los cuales no voy a mencionar porque el sueño de todo periodista es trabajar en cualquiera de ellos), asimila el hecho al atletismo argentino en su máxima competencia, al decir que no se conseguía un oro en dicha disciplina desde los Juegos Olímpicos de Londres 1948, cuando Delfo Cabrera ganaba la maratón. Sin desmerecer el suceso actual que acaba de entrar en la historia del deporte nacional, es una completa exageración portada de un total exitismo comparar el logro con unos Juegos para mayores de 18 años.
Llevado al caso, esos mismos medios que defenestran al Seleccionado de fútbol por su sequía de títulos mundiales desde 1986, no se los vio comparar ninguna de las cinco veces que Argentina fue campeón del mundo juvenil sub20, posteriores a la vuelta en México. Es decir, no dijeron Argentina vuelve a ser campeón del Mundo desde 1986, porque efectivamente es otra categoría, como sucede en estos JOJ.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Dos regresos en uno: Bon Jovi y la cancha de River

Bon Jovi regresará a Argentina tras 15 años y tocará en River tras la habilitación del Gobierno porteño para hacer recitales en esa cancha. Será el domingo 3 de octubre, en el marco de su gira mundial “The Circle Tour”.



Bon Jovi, una de las pocas bandas en el mundo que llevan el mismo nombre que su líder, volverá a presentarse en el país a quince años de su último paso, con motivo de la gira mundial por su último disco The Circle, su undécimo álbum de estudio, editado el año pasado.
Y su show se llevará a cabo en el mismo lugar en el cual se presentó en Argentina. Nada más ni nada menos que el estadio de River Plate. Después de muchas idas y vueltas, finalmente autorizaron que se realicen eventos musicales, con la particularidad de que el campo estará plagado de sillas, para evitar el infernal pogo que sacude los edificios del barrio de Núñez, como establecieron las investigaciones de la UBA, motivos por los cuales el Monumental se encontraba inhabilitado para realizar recitales.
La solución más simple que se le encontró al problema fue reubicar a la gente que decida asistir al campo en sillas numeradas y divididas por sectores, al mejor estilo teatro Colón, que reposarán sobre la superficie plástica que cubra el césped de la cancha. Claro que esto tiene un precio bastante alto y valga la redundancia será el que paguen los espectadores, debido a que una entrada normal de campo, que habitualmente es la más barata por tratarse de un costo popular general, pasará a ser la más cara de todas, elevándose a precios siderales. Esta decisión también influirá en la venta de tickets de cada productora, ya que la capacidad que se situará sentada es la mitad de la que podría permanecer parada para presenciar los espectáculos.
La agrupación neoyorquina está integrada por Jon Bon Jovi (voz), Richie Sambora (guitarra), Bobby Bandiera (guitarra rítmica), Hugh McDonald (bajo), Tico Torres (batería), David Bryan (teclados) y Kurt Johnston (pedal steel).

martes, 17 de agosto de 2010

Aguilucho ovalado

Un 17 de agosto de 1913, nacía Oscar Gálvez en el barrio porteño de Caballito. Fue uno de los mejores pilotos argentinos de la primera camada junto a su hermano menor Juan y Juan Manuel Fangio.



Oscar Gálvez, emblemático piloto de Ford, se encuentra entre los 3 pilotos con más títulos en la historia del Turismo Carretera, lo que lo llevó a convertirse en un icono y ejemplo para cualquiera que se inicia en la actividad automovolística. Con 5 campeonatos ganados se encuentra tercero en la tabla histórica, detrás de su hermano Juan, con 9, y José María Traverso, con 6.
Desde pequeño se apasionó por el mundo de los fierros ya que Marcelino Luis, su hermano mayor, tenía un taller de autos. A los 21 años, junto a Juan, compró un viejo Ford T que guardaba en el galpón de la casa de un vecino porque su padre se oponía a que compitiera en carreras oficiales.
En 1937, sobre una cupé Ford 35, se inscribió en su primera competencia y pese a que por un vuelco no pudo completar la carrera, que unía Buenos Aires con Santa Fe, fue sexto en la primera etapa. Ese mismo año debutaría en el TC y no tardaría en destacarse por su audaz estilo de manejo y dotes de mecánico de oficio, debido a que si su carro sufría algún desperfecto improvisto podía repararlo rápidamente a la vera del camino.
El Aguilucho, en la principal categoría de automovilismo argentino, fue campeón en 1947, 1948, 1953, 1954 y 1960. También consiguió seis subcampeonatos: 1939, 1949, 1956, 1957, 1958 y 1961. Así se convirtió en uno de los protagonistas de los duelos entre la marca del óvalo, representada por él y su hermano, y Chevrolet, identificada con Juan Manuel Fangio, en los inicios de dicha rivalidad.
Todos sus palmares los logró a bordo de su cupé Ford V8 blanco y negro, con el cual obtuvo 43 carreras, que lo ubican en el cuarto lugar de la tabla histórica de triunfos del Turismo Carretera. Una de sus victorias más emblemáticas se dio en 1948 cuando fue ganador del tramo de regreso del Gran Premio de Sudamérica, que unió Lima con Buenos Aires.
Gálvez, además de demostrar ser un gran conductor a nivel nacional, fue el primer argentino en vencer a los pilotos europeos en la Fórmula 1, cuando al frente de un Alfa Romeo 3600 cc, en 1949, se impuso en el circuito porteño de Palermo. En el Viejo Continente, cruzó la bandera a cuadros en 9 ocasiones.
Falleció a los 76 años, el 16 de diciembre de 1989, unos meses después de que el Autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en Villa Lugano, fuese rebautizado con el nombre de Autódromo Oscar Alfredo Gálvez.

jueves, 12 de agosto de 2010

El show debe continuar

El documental “Réquiem for a final cup” relata la tragedia del Estadio de Heysel en Bruselas, Bélgica, en la cual fallecieron 39 personas y otras 580 resultaron heridas.



Todo sucedió el 29 de mayo de 1985, en el marco del partido que jugaron Liverpool de Inglaterra y Juventus de Italia, en la final de la Copa de Europa de ese año. Un simple cortometraje recrea los hechos con testimonios de familiares de las víctimas, sobrevivientes de la tragedia, jugadores que disputaron dicho cotejo y dirigentes.
Los sucesos se desencadenaron una hora antes del inicio del partido, sobre uno de los codos del estadio: la zona Z. Ese sector, situado por mayoría de aficionados del equipo italiano, estaba anexo a la tribuna que ocupaban los ingleses que se abalanzaron y arrojaron objetos contra los “tifosi”, quienes se acumularon en el fondo del bloque y quedaron aprisionados entre las vallas y el muro que, ante la presión de miles de hinchas, finalmente se derrumbó.
Guido Corini, sobreviviente y seguidor de la Juventus, dijo en el film que “traté de escapar pero mis pies ni siquiera tocaban el suelo”. Él había ido con tres amigos, pero solamente regresó a Turín con dos. Los hinchas de las otras cabeceras saltaron al campo de juego armados con palos, en busca de agredir a sus rivales. Las fuerzas de seguridad y sanidad fueron desbordadas en un país que no estaba preparado para recibir semejante evento deportivo. Las víctimas fatales en total fueron: 34 italianos, 2 belgas, 2 franceses y un británico.
Pese a los incidentes, la final se disputó dos horas más tarde de lo previsto. La televisión alemana fue la única que decidió suspender la transmisión. El campeón fue Juventus que ganó 1 a 0, con gol de Michel Platini, mediante un penal polémico. El documental hace hincapié en esta irregularidad y siembra la duda sobre si se hubiese acordado el triunfo del conjunto italiano debido a la masacre.
Mark Lawrenson, arquero de los Reds, indicó que no debería haberse jugado el partido; mientras que el portero de la Vecchia Signora, Stefano Tacconi, señaló que “salí a jugar y a olvidarme de todo durante 90 minutos”. Francesco Morini, presidente del club italiano, estableció que “pese a los muertos, en el momento de la victoria nos alegramos porque fue como una venganza”. La forma eufórica en la que festejaron el título fue duramente criticada por la prensa ante la falta de respeto por las personas fallecidas.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Interino con sueños internos

Argentina derrotó 1 a 0 a Irlanda, con gol de Ángel Di María a los 19 minutos del primer tiempo. Fue el primer partido de Sergio Batista como entrenador de la Selección Mayor.



Ramón Díaz ya lo había dicho el día que se autopostuló para ser el entrenador del seleccionado, “a todos les gustaría estar sentado en ese banco”. Y el Checho Batista dejó escapar su deseo más soñado en la frase de la elección del capitán, cuando sentenció que respetaría a Javier Mascherano como el dueño de la cinta en los dos partidos que quedan del 2010, pero que más adelante su líder será Lionel Messi.
El ex entrenador del sub 20 al hacer dichas declaraciones se imanta al buzo, no quiere dejar el puesto por nada y da indicios que en su mente no son solamente dos partidos de interinato, como lo calificó la televisión irlandesa en el partido. Pero más allá de tener el apoyo de Carlos Bilardo, director de Selecciones Nacionales, Batista posee un curriculum intachable, que alternas buenas y malas, como la medalla dorada obtenida en los Juegos Olímpicos de Pekín o la no clasificación al Mundial Juvenil, tras el fracaso del sudamericano de Venezuela, en una categoría que la Albiceleste supo dominar en la última década.
El Checho debería ratificar sus deseos y sus palabras con ideas de juego adentro de la cancha, pero aunque ganara el amistoso en Dublín por una diferencia abultada no le aseguraba ligarse hasta el 2014, ya que Irlanda no era un rival exigente (a pesar de haber merecido clasificarse a la última Copa del Mundo) ni el entrenador ¿interino? tuvo el tiempo suficiente de plasmar su plan en la cabeza de los jugadores. Hubo futbolistas que llegaron el día previo al cotejo y en plena pretemporada con pocos minutos acumulados y más que nada nutridos en trabajos físicos.
Si se comparara al partido contra Alemania, vale aclarar con características de nivel y competencias totalmente diferentes, ante el equipo que dirigió interinamente Marco Tardelli (Trapattoni sufrió una intoxicación un día antes y por ello no estuvo presente), Argentina priorizó la posesión del balón y el juego centralizado. Careció de la verticalidad que aportaban por ambas bandas Di María, quien hoy jugó más adelantado, y Jonás Gutiérrez en la era Maradona. Con poco se vio el cambio de nombres en el esquema, con un mediocampo recuperador (Mascherano, Gago y Banega, la figura del partido).
Por eso todavía no se lo debe criticar ni justificar, no tuvo el tiempo suficiente para trabajar y su esbozo está verde. El partido que definirá su capacitación será cuando España visite al seleccionado en River. Pleito más que riguroso, frente a un campeón del mundo que buscará su primer triunfo con el título puesto tras empatar en 1 con México en el Azteca. Mientras, Batista es un interino con sueños internos. A quién no le gustaría ser el DT, más con la posibilidad de volver a bañarse en la gloria de un campeonato en mayores y ser erigido como el salvador que corte con tantos años de sequía.

martes, 10 de agosto de 2010

El partido que ningún canal tiene

La final del Mundial 78 en la que Argentina le ganó 3 a 1 a Holanda, no es poseída por ningún canal local. Crónica y comentario sobre los 120 minutos que nadie puede ver de corrido.



La final de la Copa del Mundo de 1978, en la que Argentina derrotó a Holanda por 3 a 1, disputada el 25 de junio de dicho año en Buenos Aires, fue un partido de gran nivel técnico, más allá de las diferencias en el reglamento y la lentitud con la que se jugaba hace treinta años, ya que los pases a los arqueros que podían recibirlos con sus manos eran marca registrada y esto le quitaba dinamismo al desarrollo del juego.
La final contó con varias llegadas claras de ambos equipos, algo extraño para tratarse de la magnitud de dicho compromiso decisivo, los cuales tienden a ser cerrados y friccionados, aunque por aquellos tiempos la pelota corría más que el jugador.
La situación gubernamental del país anfitrión tensó aún más la necesidad imperiosa y desesperante de obtener un título para traerle un poco de alegría al pueblo en tantos tiempos de impunidad. Justamente por ese presente político, Johan Cruyff había decidido no viajar con el plantel holandés al mundial, aunque tiempo después declararía que su autoexclusión se debía a un problema familiar. Sin embargo, la Naranja llegaba con la base del equipo que había sido subcampeón cuatro años atrás, frente a Alemania.
Desde antes que el árbitro italiano Sergio Gonella pitara el inicio, Daniel Passarella daba indicios de la adrenalina que corría dentro del campo de juego, ya que el capitán de la Albiceleste hizo retrasar el partido unos minutos para pedir que René Van de Kerkhof se quitara el yeso que llevaba en su brazo izquierdo,
En el amanecer de la final, Argentina fue la primera en atacar con un tiro del Kaiser que se fue por arriba del travesaño. Holanda respondió con un cabezazo de Johnny Rep que se fue a unos centímetros del arco, y luego un error defensivo le otorgó la revancha al mismo holandés, pero Ubaldo Fillol envió su disparo al corner.
Al promediar la primera mitad, el combinado local logró asentarse mejor en el terreno de juego, con un Osvaldo Ardiles que estaba hecho un pulpo en el mediocampo, ya que cortaba los avances visitantes y distribuía pelotazos profundos para los contraataques letales. Así fue como Daniel Bertoni desaprovechó un mano a mano frente al 1 holandés. Aunque a los 38 minutos, con un pase de Leopoldo Luque, Mario Kempes penetró en el área y abrió el marcador ante la salida del arquero Jan Jongbloed.
Con la ventaja argentina, la violencia empezó a mermar el fútbol ante la pasividad de Gonella quien dejó que las patadas y choques fuertes aumentaran en forma desmedida. El italiano nunca estuvo a la altura de las circunstancias para castigar las brutales infracciones, porque solamente sacó 4 tarjetas amarillas (Ardiles por Argentina y Ruud Krol, Wim Suurbier y Jan Poortvliet por Holanda) y no castigó a Passarella por cortar el juego con mano.
En el complemento, los visitantes se adueñaron de la posesión del balón, pero como una vez dijo Dante Panzeri, lo importante no es tener la pelota sino saber qué hacer con ella, por lo que el partido se tornó monótono debido a que Argentina no salía del fondo. A nueve minutos para el cierre del cotejo, Van de Kerkhof, por la banda derecha, envió un centro y el recientemente ingresado Dick Nanninga convirtió de cabeza para la igualdad parcial. Cuando sólo quedaba un minuto, la suerte le dio un guiño a Argentina, ya que Rob Rensenbrink estrelló su remate contra el poste.
En la prórroga, los locales salieron a buscarlo. Kempes tuvo una chance clara pero el portero la tapó y en el minuto 15 del primer tiempo suplementario, el Matador tras regatear a tres defensores puso el 2 a 1. Algo que la selección de Países Bajos sintió porque no tuvo reacción. Sólo quedaba tiempo para que, a los 13 minutos del segundo tiempo extra, Bertoni liquidara el match con otro gol.
Argentina, de esta manera, obtuvo su primer título mundial, en un partido que, treinta años después, ningún canal argentino posee con los 120 minutos en su totalidad. A veces cuesta, se hace desear, pero con convicción se consigue el objetivo, que fue un gran desahogo para ese pueblo que necesitaba alegría para abrazarse a la ilusión de ser felices, aunque sea por un instante.