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Hecho por Alejandro Caruso

lunes, 23 de abril de 2012

El partido de las estrellas

Rock N’ Roll All Stars, una banda integrada por distintos miembros de las agrupaciones más importantes del hard rock, armada e ideada por Gene Simmons, se presentó en el Teatro Vorterix (ex Colegiales). Esta noche repite masivamente en GEBA.



Gene Simmons una vez soñó tocar con otras estrellas de diferentes bandas todos juntos. Algo de lo más normal en Estados Unidos, donde muchas veces se hacen amistades por recorrer rutas en giras del país norteamericano. La novedad es que todo este circo lo trajo a compartir para el pueblo latino. Así el bajista y vocalista de Kiss, llamó a un par de amigos para formar este dream team y salir a girar por este continente. Y claro, Argentina es una visita obligada.
La delegación que arribó a Buenos Aires está integrada por el mencionado ideólogo de Kiss, Joe Elliott (frontman de Def Leppard), Billy Duffy (guitarrista de The Cult), Mike Inez (bajista de Alice In Chains), Ed Roland (guitarrista y cantante de Collective Soul), Glenn Hughes (bajista de Deep Purple y ex Black Sabbath), Steve Stevens (violero de Billy Idol) y el trío columna vertebral del sonido base de los reciente ingresados al Rock N' Roll Hall Of Fame, Guns N’ Roses: el bajista Duff McKagan, el guitarrista Gilby Clarke y el baterista Matt Sorum. La sorpresa fue la aparición de Sebastian Bach, ex Skid Row, que estuvo en duda hasta último momento, pero finalmente se hizo presente en el escenario para deleitarnos con sus gritos. Pero como en todo equipo grande, se sufrió la baja sensible de Vince Neil de Motley Crue.
Segundos pasadas las 21 y con el escenario aún a oscuras, un riff frenético sumado a una voz aguda al grito de “You know where fuck you are? You're down in the jungle, baby. You're gonna dieee”. Sebastian Bach, quien apenas dos semanas atrás ya estuvo en Argentina presentándose con su proyecto solista, indicaba que el recital de las estrellas comenzaba con Welcome To The Jungle de Guns N’ Roses, poniéndole la voz a las letras de su amigo Axl, con quien tantas veces salió a acompañar en la gira con sus nuevos muñecos. Una versión un poco más cruda y violenta que la original, pese a tener la base de los mencionados tres chicos gunners, sumándole a Stevens en la primera viola, lo que marcó el equipo titular. Le siguió Youth Gone Wild de Skid Row, tema raro que se perpetúe el segundo lugar de la lista, cuando estamos mecanizados para oírla en el cierre de un show.
Con tantos monstruos sobre el proscenio, era complicada la idea de mantener una base de cinco artistas por tema, lo que implicó una rotación constante cual equipo de vóley (los cinco frontmen hicieron dos temas cada uno, durante los diez que tuvo el set list). Si bien se dan por descontado algunos ensayos, la calidad de cada intérprete es suficiente para tomar su instrumento y hacer cualquiera de estos clásicos inoxidables a puro oído, aunque vale resaltar que varias interpretaciones sonaron vacías. Les faltaba el alma. Los padres de estas canciones no le pudieron imponer la misma impronta que con sus respectivas formaciones. A eso sumado como cuanto show se reitera, el sonido pésimo prohíbe disfrutar esta fusión de bestias en su máximo potencial. Guitarras demasiada bajas. Equipo partido. Por momentos era Bach cantando a capella en algún cantobar de Plaza Serrano.
Primeros cambios de la noche. Salen Bach y Gilby, quienes son reemplazados por Hughes y Billy Duffy, respectivamente. Hicieron Highway Star de Deep Purple y Wild Flower de The Cult. Hasta ahí y como todo el concierto, reinó bastante la lógica sobre quienes se iban pasando la posta, presentándose unos a los otros.
Tercer cambio en la velada. Se va Hughes para dejarle su lugar a Roland, quien cantó Rebel Yell de Billy Idol y Shine, de su grupo Collective Soul, con la música viajando por una montaña rusa. Abajo, arriba y de nuevo bajito, en lo que a esa altura parecía un partido de fútbol homenaje, en el que todos entran a jugar un ratito a divertirse. Se divierte la banda y disfruta el público, con cada zapada.
Bien. Cambio, juez. Sale con la número 8 Ed Roland e ingresa con la número 5 Joe Elliot. Se reanuda el juego con el cover Tie Your Mother Down (sí, ya sé que literalmente todas son reversiones, pero esta específicamente más ya que no pertenece a ningún grupo de sus miembros) de Queen, mucho más hard rock que la original. Luego sí, una de su autoría Pour Some Sugar On Me.
Y cuando el partido moría, el DT quema las naves y pone al capitán que aguardaba ansioso afuera, relamiéndose por su oportunidad. El estadio (Teatro en realidad) se viene abajo, salta a las tablas con la número 10, Gene Simmons. El padre de la criatura, irreconocible sin su maquillaje, a la voz y bajo, acompañados en coros por Bach. Para terminar con dos hits de Kiss, I Love It Loud y Rock N' Roll All Nite, ¡cómo no!
Así calentaron un poquito los motores, en un miniset de una hora para espectadores exclusivos, preparándose para lo que será la presentación oficial de esta noche en GEBA, bastante más larga y con algunas sorpresas más como canciones de Alice In Chains, Led Zeppelin y por supuesto más variedad de Kiss, Def Leppard, The Cult y Guns N’ Roses como Paradise City. A disfrutar de esta mezcolanza de ídolos, que el ya hecho de verlos interactuar entre si, te hacen sentir en el boulevard más glamoroso de Los Ángeles.

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