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Hecho por Alejandro Caruso

jueves, 16 de diciembre de 2010

El retorno del Rey

Independiente se coronó campeón de la Copa Sudamericana tras derrotar a Goiás de Brasil 5 a 3 en los penales, luego de ganarle 3 a 1 en los 120 minutos (en la ida había caído 2 a 0). Los goles fueron convertidos por Julián Velázquez y Facundo Parra -2-. Así obtuvo un título internacional desde la Supercopa 95.



La del 2000 fue una década infame para Independiente, que lo tuvo a maltraer, la mayoría de los campeonatos los luchó de mitad de tabla para abajo y tuvo la desgracia de ver como Boca se adueñaba de su mítico apodo Rey de Copas, que lo había caracterizado y convertido en uno de los equipos más grandes de Argentina en toda su historia.
En esos diez años, el club de Avellaneda solamente consiguió un título: el Apertura 2002. De la mano del Tolo Gallego parecía que retornaba la mística, pero ese sueño duró seis meses ya que al Clausura siguiente, el Rojo terminaría en la última posición. Completamente alejado del plano internacional, nadie hubiese imaginado volver a levantar una copa a pocas semanas de concluir 2010, en este caso la Sudamericana.
Un certamen que si bien cuenta con el gran apoyo de una automotriz japonesa y de una importante cadena televisiva deportiva a nivel continental, vale recalcar que está por demás devaluada. No es que los equipos prioricen sus ligas, pero que la final la disputen Goiás, que descendió a la segunda división de Brasil por finalizar entre los últimos cuatro del Brasileirao, e Independiente, que está tercero dando vuelta la tabla del Aperura 2010, marcan un indicio de lo extraña que puede ser.
Aunque con esfuerzo de sus organizadores intentan revalorizarla. Para esta edición el campeón se aseguraba un cupo al repechaje de la próxima Copa Libertadores de América. Plaza que reemplazaría a un clasificado del país ganador. Lo que generó que Independiente dejara afuera a Racing, otro sabor extra además del título.
En su camino a la gloria el Rojo atravesó varios cambios de mando. En el inicio fue dirigido por Daniel Garnero en la primera fase ante Argentinos Juniors, luego fue comandado por el interinato entre Elbio Pavoni y Francisco Sá en el partido de ida de octavos de final ante Defensor Sporting de Uruguay, y finalmente para el resto de la competencia quien se hizo cargo fue el Turco Mohamed, que al principio del semestre se encontraba en Colón, y fue el mayor responsable de esta conquista, debido a que le inculcó el espíritu de lucha necesario al plantel para levantarse ante las adversidades, además de su trabajo en las pelotas detenidas claves en el partido decisivo. Tampoco hay que olvidar al mismo Tolo que había conseguido el Apertura 02. Gracias a él, en la temporada pasada se consiguió la vuelta a la copa tras dos años.
Y además de la levantada en el nivel futbolístico que Mohamed le aplicó a sus dirigidos, también apareció la magnífica “suerte de campeón”. Después de salvarse tantas veces en los finales de las series (como el tiro libre que Hilario Navarro le tapó a Marangoni del Tolima o el remate en el poste en el partido contra Liga de Quito), en la revancha de la final también sufrió, porque cuando los jugadores se quedaron sin piernas y ahogados en el suplementario, apareció Rafael Moura, la figura excluyente de la Copa, pero Hilario le negó el grito dos veces y tuvo la fortuna que el cabezazo de Rafael Toloi dio en el palo. En ese mismo palo que en la definición se iba a estrellar el remate de Felipe, para que Independiente recuperara su mística y nuevamente aparezca en las bocas del continente. Para que Independiente retorne a ser el Rey de Copas.

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