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Hecho por Alejandro Caruso

martes, 22 de mayo de 2012

Hard Rock Siglo XXI


Slash sacó su segundo disco solista, Apocalyptic Love. Esta vez, a deferencia de su antecesor está íntegramente vocalizado por Myles Kennedy. Sencillamente demoledor. Desde su etapa en GNR que no sacaba una producción propia con tanto rock.



El amor no solo es apocalíptico, el segundo disco que acaba de sacar Slash también lo es. Capaz de llevarte a vivir en 1985 cual Delorean, pero más pesado y elaborado. Y cúanto sirvió en que Myles Kennedy se haga cargo de las trece canciones para centralizarse en un género definido y no ir variándolo según su intérprete como sucedió con su progenitor.
Esto es hard rock de la nueva era. No tan de garaje, sí mucho más remasterizado, que le da una prolijidad digna de crecimiento y evolución al violero de galera. Cuando te imaginás que está en su techo, te pega con el diapasón en la cabeza para demostrarse, demostrarte y demostrarle (sí, a él también ¡vamos, sabemos de quién estoy hablando!), que puede superarse a sí mismo y a todos los que se pongan adelante. Sin obstáculos, sin rivales. ¿Pero entonces alcanzó la perfección? Yo creo que no y que aún tiene mucho camino por recorrer y por deleitar.
Ahora el soporte sonoro rebautizado como Los Conspiradores, totalmente definido con ToddKerns en el bajo y coros y Bren Fitz en batería, con el vocalista de AlterBridge, quien compuso las letras basándose en algunas experiencias con drogas (si eso no es rock, ¿el rock dónde está?), definen un equipo que juega de memoria. Posiblemente las críticas del disco carezcan de objetividad si lo escucha un Axl-fanático resentido, pero lo cierto es que volvió a sus raíces, tal como el violero declaró en una revista norteamericana, durante la grabación del álbum, no se sentía tan feliz desde aquellos principios con Guns N’ Roses. Y esa felicidad, esa frescura, se siente en cada riff.
El primero del track list es el tema que da nombre a la placa. Hard rock en estado puro, las notas del hombre de rulos de la mano de las cuerdas vocales de Kennedy, pisan el acelerador y se frenan juntas, mientras los laderos conspiradores marcan el ritmo de fondo. Continúa con la onda, la rápida y vertiginosa One Last Thrill, que no da un puto respiro, con una base acelerada para mover sutilmente la cadera y desplazar la punta del pie hábil levantándolo para golpear de nuevo con el suelo. Una de esas canciones que a los que no les gusta mínimamente les parece simpática. Pero al que no le gusta, posiblemente sea declarado enemigo de la música.
El tercer tema es Standing In The Sun, baja la velocidad, pero no intensidad. El cuarto es You’re a Lie, primer corte de difusión, que salió a la luz hace dos meses pero parece un clásico inmortalizado. Definitivamente EL tema del disco. Otra vez volvemos al hard rock de garaje pero no solo musicalmente, sino también en cuanto a letras con mensaje agresivo mediante andate a la mierda, sos una mentira y te podés ir de mi vida para no volver nunca más (¿suena el teléfono en una mansión de Malibú?).
No More Heros va elevándote de menos a más, como si empezaras sentado y después estás pegándole piñas a las nubes. Halo es un blues metalizado. En We Will Roam, puede ser que baje el nivel, es la hipérbole de Apocalyptic Love, el punto más flaco para levantar nuevamente. Anastasia, la canción más larga, con mutación de guitarra rítmica a viola distorsionada incluida y un tapping conocido por haberlo ensayado en su solo de The Godfather durante su última gira alrededor del mundo.
El noveno lugar lo ocupa Not For Me, otro de los puntos altos, melancolía pura, voz grave y calma de Myles (a quien hay que destacarle el protagonismo y la impronta con la que se acopló al proyecto), la balada infaltable que más se  acerca a eso. Bad Rain, otro tema con base blusera transformado en rock, que te hace bailar arriba de la mesa, bajarte y darle una patada a la silla, mientras el monstruo abusa del guagua. Las canciones gemelas son el ying yang del disco (Hard & Fast y Far & Away) y cuando el poder de los hermanos gemelos se activa, son lo complementario para dejar siempre a alguien satisfecho. Por simple gusto, me quedo con la primera, a quienes no les guste la violencia, les va a gustar más la segunda.
El último track es la desafiante Shots Fired, la más Snakepit de todas, con el solo más veloz de las 13 composiciones. Para el bonus quedan Carolina y Crazy Life, homenajes al rock n’ fuckin’ roll con el que estas bestias se criaron en su adolescencia.
Una horita de música que se digiere fácil y rica. Slash patea traseros con todo su repertorio y sigue sacando varias sorpresas de la galera. Entonces solo queda por esperar que el animal de las seis cuerdas llegue con su pequeño y humilde circo adonde carajo te encuentres para transformar tu vida en el verdadero apocalipsis del rock.

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