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Hecho por Alejandro Caruso

lunes, 3 de octubre de 2011

Q.E.P.D. GNR

Terminó el Rock In Río y en su última fecha se vio el peor show en la historia del festival. Los Guns N Roses le dieron un indigno cierre a tan prestigioso espectáculo. Problemas por todos lados, desde ambientales, sonoros y ¡hasta Axl se olvidó la letra de November Rain!




Debía ser el mega cierre, con todas las luces, para eso lo convocaron a él. Y con su gran ego directamente proporcional con los bastantes kilogramos demás que posee en su panza, sobró uno de los festivales más importantes del mundo. Y ley de Murphy, cuando las cosas te tienen que salir mal, desde la tecnología hasta la naturaleza vuelven tu hegemonía legendaria en el más piadoso infierno de los mortales.
Axl Rose se presentó junto a su banda de covers de los verdaderos Guns N Roses. Estos solo llevan un nombre adjudicado por su narcisista líder, completamente en otra sintonía diferente a quienes supieron gobernar el mundo del hard rock en los fines de los '80. Como no podía ser de otra forma, el vocalista hizo esperar a los presentes durante 1 hora 55 minutos desde el oficial inicio de su set, con el agravamiento que lo hizo bajo una incesante lluvia que se extendería durante todo su concierto, hasta por momentos transformarse en un rabioso diluvio. No más rabioso de lo que terminaría Sir William.
La lista oficial indicaba un monstruoso concierto con 33 canciones, a lo que la realidad llevó a reducir a 22. El comienzo fue con Chinese Democracy, con el cantante vestido con un pilotito amarillo para no mojarse, lejos de una imagen dejada de rockstar. Ya se pudo apreciar fallas intensas en el sonido. Le siguió la peor versión de Welcome to the Jungle. Y desde ahí en parte por la persistente tormenta los problemas sonoros se acrecentaron, lo que llevó a fallas en los instrumentos por lo cual el vocalista debió esforzarse al máximo para que nadie notara sus ineludibles falencias. Un desgaste lógico.
This I Love pareció ser cantada por el mismísimo Gallo Claudio, residente de lujo en la garganta del Señor Rose, que bailaba cada cover mientras chapoteaba en el inundado escenario. Bien podría ser el Titanic, al gigante el agua lo estaba tapando.
Cuando todos creían que ya no podían seguir destruyendo las viejas canciones con nuevos arreglos desmejorados (caso Estranged), llegó el turno de You Could Be Mine y por si no fuese poco en November Rain, Axl se olvidó la letra, lo que marcó definitivamente el recital. O sea... se olvidó la letra de un tema que canta ¡hace 20 años! Terminó el tema. Se fue. Volvió para Knockin On Heaven Doors, pero estaba vencido, resignado a que este sería el peor show de su existencia. Justo cuando debía lucirse, transmitido en vivo para todo el mundo por Youtube, las cosas le salen peor.
Entre la densidad del show, las tenaces pifies de sus músicos (Boomblefoot fue el único que rozó el aprobado, quien intentó ponerse en forma fallida el equipo al hombro cuando las papas quemaban) y los constantes problemas de volumen, no paraban de superarse en la destrucción de los temas clásicos. En Nightrain, previo a los bises, harto de esto DJ Ashba, jugando al chico malo, partió su guitarra contra el suelo (como si ella tuviera la culpa) y es tan inoperante que ni siquiera eso supo hacer bien. A practicar más, porque hasta en rotura de guitarras contra el suelo te la llevás a marzo, duendecito.
Para no variar, Patience continuó en esa misma sinfonía, aunque vale aclarar que fue la única vez que Axl se acercó a las pasarelas. Tampoco terminó de cantar el tema. Decidieron ponerle punto final con Paradise City con un cantante al borde del llanto por la impotencia de ya no ser, en todo sentido. No solo triplicó su tamaño físico de su época de apogeo, sino que su voz fue deteriorada por el paso del tiempo, pero lo más grave de todo y que llama la atención es el cambio de actitud. En 1991, ante cualquier situación similar se venía un get of fuck up, enseñando el dedo anular y el micrófono al suelo, para finalizar un concierto de forma prematura. Esta vez lo terminó como pudo. Perdió su rebeldía y se mostró vencido.
Fue una de las galas más penosas de la historia del Rock In Río (que el año entrante tendrá su edición en Madrid y dudo que esté GNR). Axl Rose no dejará de ser una leyenda de la música, pero su actuación de anoche reivindica el suicidio de Kurt Cobain, entre otros. Antes de llegar en un futuro a ser eso, por lo menos es mejor colgar el micrófono. Si hace 20 años era noticia, era por rebelde e incomprendido, no por pelotudo.
El próximo sábado se presentará en el estadio Ciudad de la Plata. Si quien lee es poseedor de una entrada, intente estafar a alguien y véndala, si quiere ser honesto quémela. Si no tiene nada que hacer e igual quiere ir, llévese un toallero (como en River en 1992) que lo va a necesitar. O mejor aún, un lavamano... Para atinarle mejor a la puntería.

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