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Hecho por Alejandro Caruso

miércoles, 30 de marzo de 2011

Prueba y error

Argentina igualó 0 a 0 ante Costa Rica, en San José. El equipo fue de mayor a menor y Lionel Messi no disputó ni un solo minuto.



En otra de las tantas pruebas del Checho Batista para los grandes desafíos que se le vienen, aquí en su visita a Costa Rica, tuvo la particularidad de que Messi no participó en ninguno de los 94 minutos que duró el partido. Y si bien es una bendición contar con el mejor jugador de la actualidad en el mundo, lo cierto es que ante cualquier eventual ausencia, la actuación en el día de la fecha fue alarmante.
Argentina había arrancado mejor que su rival, con un Pastore como estandarte que manejaba los hilos en el ataque y la misma idea de juego que había pregonado el equipo en sus dos presentaciones antecesoras. Lograr la amplia posesión del balón, subida de los laterales y juego a un toque, como lo hicieron el crack del Palermo de Italia y de Banega, que además contó con la particularidad de dos remates al arco, algo que muchas veces no logra a hacer por su posición en la cancha.
Pero hasta ahí, el local respondía bien por su arquero Navas que se eregía como la figura. Sin embargo el aluvión celeste y blanco que ayer estrenó su camiseta azul fue decayendo con los minutos paulatinamente con la desaparición trascendental del ex Huracán.
Con ese escenario el equipo de Ricardo Lavolpe se asentó en el campo y vio que podía faltarle el respeto a su rival, lastimándolo con contraataques bien aprovechando la fragilidad que otorgó la última línea y las constantes dudas que mostró, al igual que frente a Estados Unidos, Andújar en el arco.
En el complemento, la visita volvió a mostrarse levemente superior con el ingreso de Belluschi, con más ganas que fútbol. Le aportó algunos remates de afuera del área que trajeron peligro para el arco Tico, aunque al volante se lo notó más preocupado en querer mostrarse para destacarse individualmente que para generar juego en una acción colectiva.
Un empate con sabor a poco y de escasas emociones que deja como saldo la Messi-dependencia, aunque si bien es cierto que los que pisaron el césped fueron mayoría de suplentes en un plantel de internacionales (el único jugador argentino que no disputó ningún minuto en los dos amistosos fue el defensor del Sevilla de España Federico Fazio), por varios pasajes al equipo se lo notó perdido.
Es excelente el plan de querer copiarle el juego al Barcelona de Guardiola, pero vale destacar que ante la falta de Leo y sin el tiqui tiqui, Argentina no tiene plan B. Los reemplazos que puso Batista eran de características similares a los titulares con menos talento. Por citar un ejemplo, no llevó a ningún 9 de área clásico (es cierto que está función podría ser cumplida con Higuaín cuando se recupere de su lesión), un grandote capaz de ganar de cabeza o pivotear para generar faltas contrarias. El que hoy llevó tan emblemática camiseta fue José Sosa y lejos estuvo de la potencia que embestía Gabriel Omar Batistuta, el eterno dueño de la 9 del seleccionado nacional.

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