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Hecho por Alejandro Caruso

lunes, 5 de julio de 2010

Espejo roto

Alemania goleó 4 a 0 a Argentina por los cuartos de final y así terminó con la ilusión del equipo de Maradona de levantar la Copa después de 24 años.



Se medían los dos equipos más goleadores del Mundial, hasta ese momento. Argentina con diez tantos, enfrentaba a Alemania, que poseía uno menos. Esto tendía a la especulación de que sería un partido con muchos goles, pero solamente el seleccionado europeo convirtió en gran cantidad, mientras que los sudamericanos se quedaron secos, en un duelo que en la previa las visualizaciones los hacían emparentar en grandes términos.
Con características de juego similares pero con dibujos tácticos distintos reflotaban aquel cotejo misma instancia, en Berlín, de cuatro años atrás. En sus anteriores, a simple vista se analizaba que convertían rápido, obligaban a que el rival saliera a arriesgar y li liquidaran de contraataque con su verticalidad y potencia ofensiva, cada uno con su estilo. Los dirigidos por Maradona con un 4 3 1 2 y tres rapiditos que llegaran rápido al rco al obtener el balón: Messi, Tevez e Higuaín. Los muchachos de Low con un 4 2 3 1, un nuevo estilo que se impone en el viejo continente, y cuatro ligeritos que con geniales combinaciones d epases se las rebuscaran para poner en jaque al adversario: Podolski, Ozil, Muller y Klose. No por nada la única derrota germana fue a manos de Serbia, por 1 a 0, el único partido que se encontró con el marcador abajo.
Y la clave del partido llegó rápido, porque a los 2 minutos con un cabezazo de Muller, tras un tiro libre de Schweinsteiger, sentenció el destino. Así fue como precozmente se rompió el espejo, que por la singularidad de ambos conjuntos, si Argentina anotaba primero probablemente sería el que hubiese hallado los espacios en el fondo alemán, desesperado por el resultado. Desde la ventaja lo de siempre, los que vistieron ocasionalmente de negro, relegados, mientras aguardaban la desorganización de sus rivales que tarde o temprano no tardó en llegar, hasta eliminarlos por completo, así como le sucedió a Inglaterra en octavos de final. Y tampoco es casualidad que hayan repetido 4 goles en tres de los cinco partidos.
A Bastian Schweistnger se le dio demasiada libertad, se le regaló el medio, error fatal ante un volante de esa calidad, se lo dejó ser figura y fue el autor intelectual del tercer gol, el que arrimaba al papelón, ya que tras un dribbleo a Di María, Pastore e Higuaín, quienes le presentaron poca resistencia, cedió para que Friedrich se sumara al score.
Mascherano podría haberse encargado de controlarlo, pero estuvo más ocupado en Ozil, y si se hubiese acercado al volante del Bayern Munich, el turco nacionalizado alemán se habría convertido en figura. Totalmente destacable lo del volante del Liverpool, fue el mejor partido de él en el Mundial. Eso explica lo mal que jugó Argentina, siempre que el Jefecito se irgue en el campo es porque tiene mucho trabajo. Eso se traduce a que a su equipo equivocaba el camino, no dominaba las acciones del juego y lo pasaron por arriba.
Pero Argentina tal vez habría tenido chance si Maradona sacaba un delantero para agregar gente en el medio. El dilema eterno de a quién reemplazar: Tevez, quien venía dulce tras convertir por duplicado ante México, Higuaín, goleador del Mundial con 4 goles, o Lionel Messi, el mejor jugador del mundo y capaz de desequilibrar en una jugada. Renunciar a sus principios, eso habría hecho al entrenador, a una fórmula que hasta ahí le había dado resultados. De haber sacado a alguno de esos tres monstruos de mitad de cancha para adelante, para poner a Verón o Bolatti, sumado a una hipotética derrota, quién no lo hubiese recriminado su cambio de política ofensiva para una más conservadora. El plan salió mal, pero tampoco el presente tentaba a modificar a cualquiera de los tres delanteros. Murió con la de él.
Así se terminó otra Copa del Mundo más para Argentina, otra vez en cuartos. El segundo de Messi, que llegó como FIFA World Player, pero se fue sin marcar un gol, un poco por mala suerte, otro poco porque hubo momentos que los contrarios lo hicieron desaparecer del partido. Tanto fue así que contra los germanos bajó hasta la zona de contención a buscar la pelota que no le llegaba.
Diego Maradona, merecedor de una revancha pronta, por qué no la Copa América Argentina 2011, que mejor de local para reivindicar su idea futbolística, que en primera ronda se vio trabajo de pelota parada. Pero él decidirá con tranquilidad que es lo que le hace mejor. Mientras tanto, Argentina está triste y se fue de Sudáfrica. Y Ronaldo también está triste, no solamente porque Brasil también abandonó el continente africano tras perder un día antes contra Holanda por 2 a 1. Miroslav Klose, con sus dos tantos quedó a dos de superarlo como máximo goleador de la historia de los mundiales.

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