Una orca mató a una entrenadora en el medio de un espectáculo en un parque acuático de Sea World en Orlando, Florida, Estados Unidos.
Una adiestradora murió, durante el show, tras ser arrastrada por una orca quien la introdujo hasta el estanque de agua, en el Sea World de Orlando. El equipo de paramédicos no logró revivirla y días más tarde, tras la autopsia, se confirmó la hipótesis de que su muerte se produjo por ahogamiento.
Los testigos acusaron duramente al cetáceo bautizado Tilikum, que significa "amigo" en lengua de los indios Chinook, quienes se situaban en la costa del Océano Pacífico noroeste estadounidense. Los espectadores, que habínn presenciado horrorizados el hecho, indicaron que la orca actuó bajo su total conciencia y sabía claramente lo que hacía.
Tilikum tiene dos antecedentes similares, ya que estuvo implicada en otras muertes. En 1991 también habría causado el fallecimiento de otro de sus entrenadores en Sealand of the Pacífic de Victoria, en Canadá, junto a dos orcas más. En tanto que en 1999, habría asesinado a un fanático que se habría metido a nadar a la pileta una vez que las puertas del parque estaban cerradas al público, al burlar la seguridad del acuario.
Dan Brown, presidente del parque, declaró que no sabe la determinación que tomará con la orca, aunque no sería liberada ni sacrificada, y se refirió a la misma como ballena asesina. Los espectáculos montados con este tipo de cetáceos se caracterizaban, más allá de los típicos saltos en la pileta, en transportar a los entrenadores sobre su lomo y nadar junto a ellos.
Una orca macho adulto, como el caso de Tilikum, cuando llega a los doce años de vida empieza a segregar hormonas y como todo mamífero, altera su comportamiento, en el que demuestra mayor competencia y vigor, lo que delata la entrada a su madurez sexual. Por lo tanto, jamás se debe nadar o entrar al agua de un macho adulto, por más que sea el entrenador con mayor experiencia, ya que el animal siente invadido su espacio.
Bien, si un desconocido se mete a la casa de otra persona es muy poco probable que este último le convida un café. Lo más lógico seria que, al no registrar al invasor, intente retirarlo de su hogar de cualquier forma. En tanto que si la persona dueña de su hogar asesina al recién ingresado, seguramente pasaría a mudarse varios años a una prisión.
Si nos regimos por la civilización de la sociedad en la que vivimos día a día, tal como fue denominada esta orca es una asesina. Lo más correcto, guiándonos por las reglas, seria que sea encerrada fuera de su hábitat natural, en un lugar más pequeño del que estaba acostumbrada a vivir, privándola de su absoluta libertad. Aunque creo que esto ya lo hicieron desde hace varios años atrás, mucho antes de que cometiese su primer crimen.
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