Estados Unidos 94, Uruguay 95, Bolivia 97, Francia 98, Paraguay 99, Corea Japón 2002… Por penales, sobre la hora, por goleada… Hace 18 años, desde
El equipo del Checho Batista tuvo momentos de buen fútbol, pero el trámite del partido con Uruguay fue parejo. Lo mejor que le cayó al partido fue esa paridad que esa historia única del Clásico del Río de
Allí es cuando quedaron en evidencia las flaquezas defensivas del conjunto local, torpe a la hora de llenarse de faltas cerca del área que Forlán transformaba en puñales al hígado, ya que además jamás resolvieron con solvencia cada bola que provenía del cielo. Tanto Milito como Burdisso demostraron inseguros, en las pelotas aéreas, sin contar las veces que fueron desbordados por un picantísimo Luis Suárez.
En la parte ofensiva Messi, decididamente volcado en el sector derecho, en el cual lastimó y lleno de amarillas a los marcadores, gambeteó, asistió y definió, pero la desgracia se posa sobre él cada vez que se pone la celeste y blanca, o la azul, en el caso de anoche. En Higuaín tuvo su pico más alto, goleador formidable, difícil de marcar y rápido resolvedor. Es el 9 de área, no prueben más. Y si no pudo aumentar su cuenta personal fue porque enfrente tuvo a Muslera, la figura de la noche.
Otra carencia del equipo del Checho fue no hacer sentir el hombre demás que tuvo durante 41 minutos. Que el entrenador pudo haber leído mal el partido es cierto, se necesitaba de Di María para ensanchar el campo. Pastore es de otro planeta, pero entró liviano. Todo análisis con el resultado puesto es fácil, potenciándolo por su falla de conceptos y dejarse llevar por los pedidos del público, el famoso qué dirán. Quedar bien con dirigentes e hinchas.
Aunque es imposible quedar bien con todos. Incluso “el del pueblo”, que se quedaba sin Copa y buscó los micrófonos para tener una charla con el seleccionador para que le de una oportunidad, y fue el que falló el penal. Esta vez, tal vez se excuse por no marcar debido a que jugó de 11, como confesó cuando no se bancó ser suplente ante Costa Rica, en una clara muestra de que juega para él. Igualmente es un intocable se sabe la letra del himno.
En tanto otros entrenadores argentinos, como Martino y Borghi, con supuestos combinados inferiores hacen campañas iguales o mejores que los nuestros, el triunfo por más efímero que sea llegará cuando cometan el sacrificio de unificar la búsqueda. Admitir que el torneo fue pésimo es el primer paso (solamente se ganó un partido a una selección sub23). Mientras cada uno siga salvándose para sí mismo, los fracasos en el seleccionado seguirán. Mientras no se asuman culpas, peores y más frustrantes serán las caídas.
Tanda de penales
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