Sabella
ya lo había adelantado en su conferencia de prensa del día viernes. Buscaba variantes
para no depender del mejor jugador del mundo. Este partido ante una selección
Brasil sub-23, que se prepara para los Juegos Olímpicos de Londres, no tuvo una
respuesta química contundente sobre sus dichos, sino que alimentó sus dudas.
Argentina es únicamente Lio Messi. Y esta buenísimo tener al mejor del mundo en
tu equipo, pero cuando se lesione o tengo un día de un mortal normal ¿qué va a
pasar? Por lo pronto a disfrutar y agradecer.
Messi es eso que tiene Argentina, capaz de dar vuelta un partido con dos apariciones
en sendas desatenciones brasileñas. Una definición exquisita ante una
asistencia riquelmeana de Higuaín, más una combinación con Di María, tras dejar
en el suelo a Rafael, que trajo a la retina el gol de Caniggia ante el Scratch
en el Mundial 90. Justamente los dos jugadores del Real Madrid, fueron los
únicos socios que más se acercaron al nivel del crack del Barcelona, ya
totalmente líder futbolístico de este Seleccionado.
Y Messi también es ese monstruo capaz de fabricar un gol extraordinario, que deja en
jaque a los artistas de la palabra para llenarlo de adjetivos calificativos
elogiosos. En el momento más picante del match, cuando el reloj indicaba que se
moría en una épica igualdad en 3, capaz de inventarse un slalom gigante, para hacer el amistoso
más heroico, con la misión de que la pelotita que lleva dominada desde mitad de
cancha, por la derecha, termine en el ángulo superior del arco. Sin importar
cuanta camiseta amarilla se le cruce en el camino, él no claudicará jamás en el
imaginario que idea en su cabeza medio segundo antes que la redonda se imante a
su zurda.
Pero
hablar solamente de las magnificencias que hace Messi cada vez que pisa una
cancha de fútbol, sería hipócrita. El equipo no jugó para nada bien. Exonerando
a la Pulga del conjunto dirigido por el ex entrenador de Estudiantes, el
rendimiento fue bastante flojo, sobretodo en la última línea. Los laterales a
cargo de Zabaleta y Clemente Rodríguez, al igual que ante Ecuador por
Eliminatorias, reiteraron la invitación a jugar a sus espaldas y desbordar.
Pero claro, una semana atrás el técnico Rueda jugó con un solo delantero
central. En este sub23 de Brasil, Hulk, de gran partido, y Neymar lastimaron y
dejaron en concreta evidencia las falencias defensivas. Además el tándem Maschearano-Gago
muy errático, a tono con la zaga central de Garay-Fernández, de gran
incertidumbre si causaban más miedo cuando los encaraban o con la pelota en sus
pies, ya que regalaron varias pelotas en salidas.
Coincidentemente,
en tierras norteamericanas de la NBA, en el cual su reglamento cambia al de la
FIBA, y prohíbe la marca en zona, si algo le faltó a este partido fue la
solidez defensiva. Todos duelos mano a mano, siempre ganados por el jugador
ofensivo. Tanto Argentina, como Brasil, dejaron ver sus puntos más flacos. Así
se dio un partido abierto, vibrante que hizo feliz a los hinchas de fútbol. La
sensación era que cada avance de cualquiera terminara en gol.
El
equipo de Menezes increíblemente abierto, dándole espacio para pique profundo
al vacío de los peligrosos y filosos atacantes albicelestes, punzantes como
Messi, el Pipita, más las apariciones sorpresivas de Di María. Excluido
totalmente José Sosa, ausente a la hora de crear juego, llegar y sobretodo
marcar en la pelota detenida, tal cual sucedió en el gol de Rómulo.
El
pobre de Romero tiene eso que tienen los arqueros. Ante la floja respuesta
defensiva, pudo lucirse y asomarse como segunda figura argentina, pero todos
esos grandes momentos quedan olvidados por una jugada que cambia el juego, un
centro mal capturado, un gol de Hulk y luego condicionado con la cabeza en un
instante que ya terminó en la red.
Se vio
más ambición y vocación ofensiva con el refrescante ingreso del Kun Agüero,
para que el juego otra vez se volcara sobre el área verdeamarela. Quedó
demostrado que el Seleccionado tiene que jugar pensando en sus armas y no en
virtud de desmantelar el plan del rival. Tiene los suficientes fundamentos para
que los demás conjuntos del planeta se preocupen por su fútbol, si bien se
destaca que la intención de Sabella al comienzo era con la mente puesta en el
próximo compromiso de Eliminatorias ante Paraguay, en el que se ausentará el
delantero del Manchester City, por estar suspendido.
Entonces
habrá que separar y discernir entre el equipo de Sabella muy distinto a Leo Messi, el extraterrestre nacionalizado argentino, quien tiene el don de hacer
fácil lo difícil.
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